Canarias se distingue por la presencia de una herpetofauna rica en endemismos, es decir, con especies que solo existen en una o varias islas del archipiélago. Dieciocho especies de reptiles viven en las islas, pertenecientes a las familias Scincidae, Gekkonidae y Lacertidae. La mayor parte están consideradas amenazadas y, por tanto, protegidas en alguna categoría de protección europea, nacional o regional. Uno de los tres géneros de reptiles canarios (Gallotia) es endémico de estas islas, mientras que de los otros dos (Tarentola y Chalcides), existen especies en el norte de África y en la península ibérica. 

Los reptiles de Canarias constituyen un grupo singular y ampliamente desconocido, con una alta capacidad de adaptación a los ambientes de los distintos ecosistemas entre los que se distribuyen y donde realizan diversas funciones ecológicas de gran importancia, como la polinización o la dispersión de semillas. La principal razón de su deficiente estado de conservación es, por un lado, la liberación en el medio natural de especies exóticas invasoras que se convierten en depredadores, como la culebra real de California, y, por otro, por la alteración o pérdida de sus hábitats. En los últimos años, se ha apreciado un empeoramiento crítico del estado de conservación de algunos reptiles endémicos debido a estas causas. Sin embargo, también es habitual que los lagartos del género Gallotia, por ejemplo, provoquen rechazo por parte de los agricultores porque se les culpabiliza del consumo de la producción, o que los reptiles del género Tarentola generen temor por sus hábitos nocturnos y la emisión de “extraños” ruidos.